Como el agua de la piedra
 brota si el verbo la golpea
 en el tránsito del rayo:
 Como va contando luego
 cuanto a su paso inunda
 sacia penetra preña
 y nos libra de la muerte:
 Así dura en nosotros —late
 mana fluye nombra,
 vive alumbra iluminando
 la poesía adentro más adentro
 que nuestra propia vida:
 Siempre imposible de alcanzar
 cuando en niebla se evapora.
(Sheherezade, Las Mil y Una Noches)
©Miguel Veyrat, “Instrucciones para amanecer” (“Al maestro de música”) Calima 2005
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