Tiemblo, amigo mío, por ese amor
que hierve en mí y con el que no sé qué hacer.
Tiemblo con las miles de caricias
hechas con la imaginación
y nunca consumadas.
Tiemblo por si olvido algún día su voz,
sus labios, el almizcle de su piel.
Tiemblo, y luego me digo que
todo ha terminado.
Hace demasiado tiempo que estamos lejos...
Antoine B Daniel- El oro de Cuzco
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