Recuerdo.
Nadie me lo quitará.
Nadie.
Ni la llama que queme.
Ni el acero que mate.
Ni los ojos que hieran.
Ni las olas que arrastren.
Este placer de mi recuerdo,
nadie.
Está conmigo allá, sobre las olas
de tu carne.
Tiene recias cadenas
de sangre.
Nadie, nadie.
Ni la vida.
Nadie.
Antonio Santos
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